Años atrás no había Navidad más ruidosa en el mundo, que la venezolana. Mientras que en otros países se cantaban unos que otros villancicos, iban a misa y comían en familia, el venezolano gozaba de fiestas alumbradas por fuegos artificiales, música gaitera a todo volumen, compartir con la familia, el amigo y el vecino a quien le lucia “los estrenos”, el pequeño de la casa con su nuevo juguete “del niño Jesús” y ni hablar de la cena navideña llena de colores, olores y sabores.
Daniela Rangel/Redacción Venezuela al Día
Todo eso ocurría en un solo lugar, bajo una misma sintonía. Las compras navideñas era lo que más anhelaban los venezolanos durante todo el año. Las tiendas abarrotadas, el vestido de la niña, los zapatos del niño, las luces del arbolito, la ropa interior de colores: Amarilla, verde, roja –dependiendo de lo que quisieras atraer en el nuevo año- sin olvidar el regalo del amigo secreto.

Para cualquier venezolano una buena cena navideña constaba: La infaltable hallaca acompañada de su pan de jamón, un ensalada de gallina y buen trozo de pernil bien asado, refrescando el paladar con whisky, cerveza o vino, porque cualquiera era buena para brindar, con una mesa llena de postres donde no podía faltar la torta negra de frutos secos macerados en licor y el turrón, que no es venezolano sino español, pero que no faltaba en una mesa en esta época.
El silencio que los arropa
Sin embargo, hoy el venezolano camina en silencio, cabizbajo porque hacer hallacas es un desafío, no hay harina de maíz, ni de trigo para el pan de jamón, sin pernil porque a punta de importaciones el gobierno mató la producción de cerdos, sin azúcar para las tortas. Aunado a que no hay dinero para comprar nada de lo anterior: un mercado para un mes de la cesta básica, le cuesta al venezolano más de 10 salarios mínimos y las utilidades o aguinaldos tampoco solventan la situación.

Por esta razón, estas Navidades serán sinónimo de austeridad, arropada por una espiral hiperinflacionaria con un índice de precios que cerrará 2018 en 4.500.000%, y salarios pulverizados. El venezolano ya no se preocupa como antes de los “lujos”, fiestas y regalos para la celebración decembrina como en años anteriores. Ahora su prioridad es tratar de llenar su nevera con lo básico para comer.
La economía venezolana en caída libre
La economía venezolana se aceleró hacia un barranco, que ni el aumento del salario, ni aguinaldos, bonos o prestaciones, podrían resolver la situación social que padece sus ciudadanos.
Aunque, el presidente Nicolás Maduro, por su parte, prometió pagar a tiempo los aguinaldos le ha insistido al pueblo de manera descarada, que ahorren en oro y en petro, la criptomoneda que lanzó en diciembre pasado, para impulsar así sus iniciativas económicas, la cual para muchos expertos no tiene soporte y carece de legalidad.
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El salario mínimo actualmente es de 1.800 bolívares (27 dólares al cambio oficial) el cual solo alcanza para el pasaje, un kilo de queso 550 Bs.S y un cartón de huevos 920Bs.S, porque tampoco los bonos en bolívares que deposita el Gobierno a cierto grupo de la población ayuda a paliar la crisis.

Para Ángel Alvarado, miembro de la Comisión de Finanzas del Parlamento “Los aumentos salariales en este momento no resuelven la situación social y económica que tiene el pueblo venezolano y en este momento la familia venezolana está desesperada, está exhausta, está que no sabe qué hacer”.
Atrás quedaron los recuerdos
Ya es noviembre y a diferencia de años anteriores, los adornos de Navidad brillan por su ausencia. Aunque, aún el venezolano aprovecha la oportunidad para “bromear” señalando que los aguinaldos les alcanzaran “para unos gramos de jamón o queso”. Muchos de los pequeños no recibirán su “niño Jesús” y quedará en el recuerdo la visita a la casa de los abuelos, donde todos se reunían para recibir el año nuevo.
Hallaca en peligro de extinción: Precios de los ingredientes están por las nubes

La presidenta de Consecomercio, María Carolina Uzcátegui señaló que la temporada decembrina será una de las más difíciles que ha pasado el país. “Nuestros anaqueles continúan con la misma cantidad y precariedad de productos que hemos pasado todo el año” (…) Antes con los aguinaldos se daba la inicial de un carro, ahora se da la inicial para una mortadela”.
La respuesta del gobierno
Durante el segundo Congreso Venezolano de la Mujer, el presidente Nicolás Maduro manifestó que tiene “casi listo” el pernil, los juguetes y los ingredientes para las hallacas navideñas, los cuales supuestamente serán vendidos a través de los Comité Locales de Abastecimiento y Producción (Clap). Asegurando que las venideras navidades serán “felices”.
Aunque, esas fueron las mismas promesas que recibieron los venezolanos los años anteriores, pero la decadencia sigue igual o hasta peor, donde solo se beneficia el 5% y los demás se quedan viendo para los lados.
Maduro a los venezolanos: “Gasten sus aguinaldos en Petros no en cerveza”
El gobierno también tomó el control del pago de las utilidades y aguinaldos, para los trabajadores públicos, dividiendo el mismo en varias partes e insistiéndole en reiteradas oportunidades al venezolano que use ese dinero para ahorrar en oro o petros.
Sin embargo, los ciudadanos aseguran que solo el primer pago, les alcanzó únicamente para comprar comida y pagar los servicios básicos.
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